sábado, 11 de mayo de 2013

10 de noviembre

Ella no murió entonces; ella nació.
Lo sé a ciencia cierta.

¿Pero entonces, por qué no la he
encontrado todavía? Se supone que
ellos necesitaban su poder para crear
el Paraíso, para hacer a la gente feliz.

Se suponía que ella tenía que renacer para eso.

Realmente me gustaría verla.

14 de noviembre

Leído "El Libro de las Alabanzas."
Quiero agradecerle al Padre el que me
prestase un libro tan valioso.

Ahí he encontrado lo que he estado
buscando ---cómo despertar a Dios.
Pero es demasiado cruel.

¿Seré capaz de conseguirlo cuando
la vea?

16 de noviembre

Día libre, he leído "Historia
Moderna de los Refugiados" y
"Jóvenes esclavos: explotación
infantil."

No quiero ser un simple espectador
en este mundo. Pero ahora no puedo
hacer nada, y eso es lo duro.

Ojos puros, azules como perla
vitrea--- Tú siempre me miras y
yo siempre te estoy mirando.

Ah, eres demasiado sumiso---
hermoso, conservas la belleza:
Por eso estoy tan triste, y sufro---
y tan feliz, que duele.

Quiero hacerte daño
y destruirme
Qué pensarías si supieses cómo
me he sentido.

¿Te limitarías a sonreír,
sin decir una palabra?
Incluso las maldiciones de tu boca
serían tan bellas como perlas.

Coloco mi mano izquierda en tu
rostro como si fuésemos a besarnos.
Entonces de repente meto el pulgar
en la cuenca de tu ojo.
Abruptamente, con decisión,
como perforando un agujero.

¿Qué sensación produciría?
¿Como gelatina?
Temblando de éxtasis, obscenamente
lo mezclo dando vueltas: debo
probar el calor de tu sangre.

¿Como gritarías?
Exclamarías "¡Duele! ¡Duele!"
mientras lágrimas de cinabrio rojo
corren por tu ojo aplastado?

No puedes saber el hambre
desesperante que sentí en medio
de nuestros besos, tantos que he
perdido la cuenta.

Como bebiendo de tu llanto.
cristalizan mis esperanzas:
mordiendo tu lengua, destrozándola,
mordiéndote los labios como si
probase tu lápiz de labios.

Oh, que cotas de euforia alcanzaría,
cumpliendo mis deseos como un
bellaco glotón y voraz.

También he anhelado tus mejillas
sonrosadas, lo bastante sabrosas
como para cautivar mi lengua.
Seguro que me curaría,
y lloraría como un niño.

¿Y cómo es tu tierna oreja?
Me roza la mejilla;
Quiero que suba hasta mis labios
para hundir mis dientes en su carne.

Tu oreja izquierda, siempre oyendo
palabras susurradas y dulces como
un pastel--- Quiero que oigan mis
verdaderos sentimientos. Nunca
mentí, no, pero tenía mis secretos.

¿Ah, pero qué pensarías de mi?
¿Me odias? ¿Tienes miedo?
Como invitándote a la agonía del
final de la obra, si lo deseas,
podría destruirme--- no me
importaría.

Si lo deseas, puedes destruirme
--- no me importaría. 

Espero que esto nunca sea de
utilidad; tal vez sea mejor si nunca
lo sabes.
Más que cualquier otra cosa, temo
la posibilidad de que te vayas, lejos
de mí.

Pero a veces tenemos que decir
la verdad.
Por eso escribo esto, antes de
perderme en la muerte y el olvido.

¿Que pasó entonces?
Eso tiene algo que ver con
quién eres tú.

Todo empezó hace 24 años. Al
regresar de unas vacaciones, mi
mujer y yo encontramos un bebé
junto a la cuneta de la autopista.
Como no teníamos hijos, le
agradecimos a Dios haber
encontrado a este bebé... esta
niña. Y la llevamos a casa.

3 años después, mi mujer murió,
y otro 4 años más tarde ---hace 17
años--- llegué a Silent Hill.
Cedí a los ruegos de la niña y me
la llevé conmigo, sin saber por qué
quería que fuésemos allí.

Y fue allí donde la niña se marchó.
No es que se fuese a ninguna parte,
ni que muriese. "regresó a su yo
original"... eso dijo Dahlia Gillespie.

"Yo original"... Esa fue la joven
quemada por su madre como
sacrificio a Dios... Alessa Gillespie.

La mitad de su alma escapó entre
las llamas y fue a habitar en un
bebé... en esa niña mia. Nuestra.

Pasaron 7 años antes de que esa
medio-niña volviese a Silent Hill y
completarse de nuevo a Alessa, que
reforzada, juró matar a Dios.

Dios, un feto acurrucado en el útero
de esta niña propiciatoria, fue
invocado mediante los ritos usuales.
Este era el deseo de Alessa, al
margen del resultado--- incluso si su
propia existencia estaba en peligro.

Pero el deseo no le fue concedido.
Mi interrupción supuso que rogase
por el regreso de la niña.
Yo solo no podía traerla de vuelta.

Dahlia lo hizo ---yo sólo ayudé en
la ceremonia del nacimiento, para
sacar a Dios de Alessa.

El recién nacido Dios gimió una
vez y estaba muerto.
Todo por la resistencia consciente
de esa niña--- y seguramente Alessa.

Esto no es el final.
Después de que Dios desapareciese
en un resplandor de luz, Alessa
volvió a aparecer y me dio un bebé.
Se parecía mucho a aquella niña de
hace tanto tiempo.

Y entonces Alessa murió.
No había nada que hubiera
podido hacer para ayudar.
Simplemente abracé al bebé
contra mi pecho y escapé.

Todo me parecía un sueño, pero
tenía pruebas de que no lo era.
La niña no aparecía por ninguna
parte y en mis brazos... el bebé.

Ahora han pasado 17 años.
Parece que fue ayer, y también
que fue hace un millón de años.

Confieso que tuve dudas al principio
con respecto a criar a aquel bebé.
¿Podía amar a la niña?
Su existencia era totalmente
inexplicable.

Pensé, "ella puede ser aquella joven
que se llevó a mi querida hija." Eso
me llevó a la tristeza, a la ira...
Hubo momentos en que puse mis
manos alrededor de su pequeños
cuello.

Incluso pensé en abandonarla
varias veces.
Así de terrible soy.

Pero al final decidí criarla.
Algo me impedía dejarla marchar.
Cuando ella... cuando tú me miras,
sonríes, me...

Incluso ahora, no puedo olvidar a
aquella niña.
Pero te amo. No tengo la menor
duda de ello. Eso es lo único que
te pido que creas.

A mi preciosa hija...
Harry Mason
El rey y sus súbditos derramaron
lágrimas al morir la amable
sacerdotisa. Dios se apiadó de ellos
y concediéndoles sus deseos, curó
a la sacerdotisa.

La sacerdotisa abrió los ojos como
había hecho cada mañana de su vida.
Y volvió una vez más a la guarida
del monstruo.

"¡Estúpida! ¿Quieres morir
de nuevo?"
"No... esta vez te toca a ti."
La sacerdotisa había ido a derrotar
al monstruo de una vez por todas.

Al ser tan amable la sacerdotisa,
sintió tristeza por tener que cumplir
con su tarea. Pero había que hacerlo.

"Las espadas y las lanzas no servirán.
Las flechas y balas rebotarán.
No puedes matarme,"
dijo entre risas el monstruo.
Pero la sacerdotisa no usó ni espada
ni lanza. Sino que entonó un único
hechizo.

"TU FUI, EGO ERIS."
¿Sabes qué paso entonces?
El monstruo soltó un enorme grito
¡y luego murió y desapareció!

Y de este modo los aldeanos
pudieron utilizar una vez más
sus puertas. Todos le mostraron
su gratitud a la sacerdotisa, y
vivieron felices por siempre jamás.

Érase una vez, un monstruo que
vivía a las puertas de un pueblo.
Era un monstruo muy malo que
daba mucho miedo.
Atrapaba a la gente y
la aplastaba con sus grandes dientes.

A los vecinos del pueblo les
asustaba el monstruo, y nadie se
atrevía a acercarse a las puertas.
Todos se quedaban
dentro del pueblo.

Cuando el rey se enteró de esto,
mandó llamar a sus caballeros.
Los caballeros cabalgaron
dispuestos a derrotar al monstruo.

"¡Ja! ¡Toma!"
Sus espadas acuchillaron y sus
lanzas arrojaron, pero el monstruo
no moría.
El monstruo se echó a la boca
a los caballeros, uno a uno,
incluidos los caballos.

¿Qué iba a hacer el rey?
Se inquietó y se preocupó y caminó
nervioso, pero no hallaba solución.

Poco después, la sacerdotisa del
pueblo acudió al castillo. Era una
persona buena y amable. El rey le
pidió que derrotase al monstruo que
vigilaba las puertas.


Las almas de aquellos que murieron
de repente por un suicidio o accidente
no se dan cuenta de que han muerto.
A veces se quedan y rondan ese
lugar en particular.

Estos espíritus han perdido los
sentidos y recuerdos humanos y
sólo pueden sentir una y otra vez
el dolor y la tristeza del mismo
en que murieron.

El dolor puede ser tan intenso que
busquen salvación en los humanos---
o envidian a los humanos sus vidas.
En esas ocasiones pueden poseer a
los humanos.

Sitios conocidos como "lugar de
suicidios" o "área de alto riesgo de
accidente" suelen tener la culpa.

Uno debería tener cuidado al
acercarse a esos lugares, sobre
todo el día o en la época en que
tuvo lugar la muerte. Si uno no
quiere que le ocurra también, claro.



Aquí hay una tragedia---
¿eres actor o audiencia?
Se lo que fuere, el final persiste:
todos se dirigen sólo hacia la muerte.

Las primeras palabras a tu izquierda:
una falsa locura, un hombre loco
que baila. Escuchando palabras
inaudibles, junto a la tumba del
amado--- y ahí, acaso, al fin la
verdadera locura.

Como hizo esta, jugando con la
muerte, halló la verdadera muerte
al final. Matando a un amante sin
nombre, perforó un corazón
desgarrado por el dolor.

¿Invita la mentira a la verdad?
¿No lleva acaso la verdad la
máscara de la falsedad?
¡Ah, vosotros penosos,
y miserables!

Aún entre mentiras, aunque el final
no llega, ¿por qué anhelar la muerte?
¿Cuidarás a tu amado?
Verdades y mentiras, vida y muerte:
un juego en el que lo blanco se
convierte en negro y lo negro
en blanco

¿No es el silencio repleto de amor
más precioso que la adulación?
¿Preferir un trono mancillado
con sangre a un sueño tranquilo?

Un hombre vengativo
derramó sangre por dos;
Dos jóvenes lloraron por tres;
Tres brujas desaparecieron así;
Y sólo quedan las cuatro llaves.

Ah, pero ciertamente...
Aquí hay una tragedia---
¿eres actor o audiencia?
No hay nada que no pueda
convertirse en una marioneta
del destino o en un espectador,
mirando en la jaula.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cuento Tu Fui, Ego Eris


Cuento, principio

Érase una vez, un monstruo que vivía a las puertas de un pueblo.
Era un monstruo muy malo que daba mucho miedo.
Atrapaba a la gente y la aplastaba con sus grandes dientes.


250px-Fairytale
La segunda parte del cuento.
A los vecinos del pueblo les asustaba el monstruo, y nadie se atrevía a acercarse a las puertas.
Todos se quedaban dentro del pueblo.
Cuando el rey se enteró de esto, mandó llamar a sus caballeros.
Los caballeros cabalgaron dispuestos a derrotar al monstruo.
"¡Ja! ¡Toma!"
Sus espadas acuchillaron y sus lanzas arrojaron, pero el monstruo no moría.
El monstruo se echó a la boca a los caballeros, uno a uno incluídos los caballos.
¿Qué iba a hacer el rey?
Se inquietó y se preocupó y caminó nervioso, pero no hallaba solución.
Poco después, la sacerdotisa del pueblo acudió al castillo.
Era una persona buena y amable.
El rey le pidió que derrotase al monstruo que vigilaba las puertas.

Cuento, continuación

La sacerdotisa aceptó la petición del rey y se dirigió a las puertas del pueblo.



Tu fui, ego eris
Tercera parte del cuento.

Al ver al monstruo, trató de convencerlo con palabras en lugar de matarlo.
"¡Cierra el pico! ¡Te voy a comer!
El monstruo no escuchó una sola palabra de lo que la sacerdotisa dijo.
Pero ella seguía intentando convencer al monstruo.



Jasa
Heather mirando una de las partes del cuento.

"No está bien comerse a la gente, sabes"
El monstruo se enfureció al oírla y la atacó, matándola de un solo golpe.

Cuento, última parte

El rey y sus súbditos derramaron lágrimas al morir la amable sacerdotisa.
Dios se apiadó de ellos y concediéndoles sus deseos, curó a la sacerdotisa.
La sacerdotisa abrió los ojos como había hecho cada mañana de su vida.
Y volvió una vez más a la guarida del monstruo.



Elberton
La sala con la parte final del cuento.

"¡Estúpida! ¿Quieres morir de nuevo?"
"No... esta vez te toca a ti".
La sacerdotisa había ido a derrotar al monstruo de una vez por todas.
Al ser tan amable la sacerdotisa, sintió tristeza por tener que cumplir con su tarea.
Pero había que hacerlo.
"Las espadas y lanzas no servirán.
Las flechas y balas rebotarán.
No puedes matarme," dijo entre risas el monstruo.
Pero la sacerdotisa no usó ni espada ni lanza.
Sino que entonó un único hechizo.
"TU FUI, EGO ERIS"
¿Sabes qué pasó entonces?
El monstruo soltó un enorme grito ¡y luego murió y desapareció!
Y de este modo los aldeanos pudieron utilizar una vez más sus puertas.
Todos le mostraron su gratitud a la sacerdotisa, y vivieron felices por siempre jamás.

http://es.silenthill.wikia.com/wiki/Cuento_Tu_Fui,_Ego_Eris

Prologo – Niña –


"Parece alguna clase de leche”

La cara de Laura se estiró con una sonrisa, comenzó a reír de manera radiante, sus blancos dientes esmaltados se veían detrás de sus pequeños labios. El pueblo estaba envuelto en una gruesa niebla que desdibujaba todo en blanco, como si ella estuviera en alguna clase de tierra encantada. A veces a Laura le gustaba pensar que algún atolondrado dios había derramado su leche matutina sobre todo el lugar. La misteriosa atmosfera podía ser una señal de que allí había hadas o algo escondiéndose. Ese pensamiento hacia que el corazón le temblara con excitación, aunque usualmente precoz, la niña de ocho años graciosamente comenzó a dar pequeños saltos inquietos; su falda ondeaba tras de ella lenta y suavemente, la niebla fluía y se movía a través del aire.

“¡Vamos apresúrate, Voy a dejarte atrás!” - Grito Laura una y otra vez, llamando a su despreocupado amigo.

Ella y su acompañante estaban aquí porque estaban en un viaje para encontrar a sus amigos…

El sólo era un poco tonto, a veces todo lo que hacía era caminar por ahí desanimado y siempre parecía tener mala cara, pero a Laura no le importaba mucho, más importante; ella quería ver pronto a esa persona otra vez, la persona que le dio aquella carta…

http://silenthill2novelaoficialenespanol.blogspot.com.ar/2011/06/prologo-nina.html


Te sientes frío y perdido en la desesperación ... Intentas encontrar la esperanza pero el fracaso es todo lo que has conocido  ♥ 
Después de mucho tiempo dándote cuenta que todo fue tan rápido y repentino ! en cada momento trata de correr hacia adelante y si aveces tienes que dar vueltas por el pasado pero nunca se retrocede dos veces es mejor arreglar los problemas personales espero que esta metropoli se escuche mis palabras como el aire y mis suspiros como autos esta ciudad perdida me hace sentir lleno de mi ser tantas personas de mi lado 

~ ♥

No pensaba despedirme,no encontraba
razón alguna para hacerlo.
Quería decirte adios por ser tú,
la persona que me buscó y me enamoró,
la persona que fue mi amor y mi amigo,
la persona que me hizo feliz todos los días,
la persona que me esta matando a soledad,
a olvidos, a mentiras y a sueños y planes
que ya no debería de creer más.
Y quería decirme adios, por ser ese adios
lo unico que podía y quería regalarme ahora.
No pensaba despedirme, no encontraba
razón alguna para hacerlo.

Los 21 Sacramentos