sábado, 11 de mayo de 2013
Espero que esto nunca sea de
utilidad; tal vez sea mejor si nunca
lo sabes.
Más que cualquier otra cosa, temo
la posibilidad de que te vayas, lejos
de mí.
Pero a veces tenemos que decir
la verdad.
Por eso escribo esto, antes de
perderme en la muerte y el olvido.
¿Que pasó entonces?
Eso tiene algo que ver con
quién eres tú.
Todo empezó hace 24 años. Al
regresar de unas vacaciones, mi
mujer y yo encontramos un bebé
junto a la cuneta de la autopista.
Como no teníamos hijos, le
agradecimos a Dios haber
encontrado a este bebé... esta
niña. Y la llevamos a casa.
3 años después, mi mujer murió,
y otro 4 años más tarde ---hace 17
años--- llegué a Silent Hill.
Cedí a los ruegos de la niña y me
la llevé conmigo, sin saber por qué
quería que fuésemos allí.
Y fue allí donde la niña se marchó.
No es que se fuese a ninguna parte,
ni que muriese. "regresó a su yo
original"... eso dijo Dahlia Gillespie.
"Yo original"... Esa fue la joven
quemada por su madre como
sacrificio a Dios... Alessa Gillespie.
La mitad de su alma escapó entre
las llamas y fue a habitar en un
bebé... en esa niña mia. Nuestra.
Pasaron 7 años antes de que esa
medio-niña volviese a Silent Hill y
completarse de nuevo a Alessa, que
reforzada, juró matar a Dios.
Dios, un feto acurrucado en el útero
de esta niña propiciatoria, fue
invocado mediante los ritos usuales.
Este era el deseo de Alessa, al
margen del resultado--- incluso si su
propia existencia estaba en peligro.
Pero el deseo no le fue concedido.
Mi interrupción supuso que rogase
por el regreso de la niña.
Yo solo no podía traerla de vuelta.
Dahlia lo hizo ---yo sólo ayudé en
la ceremonia del nacimiento, para
sacar a Dios de Alessa.
El recién nacido Dios gimió una
vez y estaba muerto.
Todo por la resistencia consciente
de esa niña--- y seguramente Alessa.
Esto no es el final.
Después de que Dios desapareciese
en un resplandor de luz, Alessa
volvió a aparecer y me dio un bebé.
Se parecía mucho a aquella niña de
hace tanto tiempo.
Y entonces Alessa murió.
No había nada que hubiera
podido hacer para ayudar.
Simplemente abracé al bebé
contra mi pecho y escapé.
Todo me parecía un sueño, pero
tenía pruebas de que no lo era.
La niña no aparecía por ninguna
parte y en mis brazos... el bebé.
Ahora han pasado 17 años.
Parece que fue ayer, y también
que fue hace un millón de años.
Confieso que tuve dudas al principio
con respecto a criar a aquel bebé.
¿Podía amar a la niña?
Su existencia era totalmente
inexplicable.
Pensé, "ella puede ser aquella joven
que se llevó a mi querida hija." Eso
me llevó a la tristeza, a la ira...
Hubo momentos en que puse mis
manos alrededor de su pequeños
cuello.
Incluso pensé en abandonarla
varias veces.
Así de terrible soy.
Pero al final decidí criarla.
Algo me impedía dejarla marchar.
Cuando ella... cuando tú me miras,
sonríes, me...
Incluso ahora, no puedo olvidar a
aquella niña.
Pero te amo. No tengo la menor
duda de ello. Eso es lo único que
te pido que creas.
A mi preciosa hija...
Harry Mason
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